Tarde de manta y sofá 2

El día después del casting amaneció gris y con una nubes negras que pronosticaban una tarde de lluvia y tormenta. Me dispuse a realizar mis actividades cotidianas: hice estiramientos, un poco de ejercicio y empecé a ver algunos vídeos de defensa personal como era de costumbre, al fin y al cabo, no sabías qué tipo de persona podrías encontrarte en un trabajo como el que esperaba conseguir y debía prevenir. Me preparé una comida ligera y saludable para mantener la línea y poco después, me fui al salón a relajarme. Me lo había ganado.

Me encantaba ese espacio: era grande, con tres sofás blancos dispuestos alrededor, pero uno en cada pared. Tenía uno frente al televisor de plasma, otro debajo de la ventana que daba al porche de la casa, por donde entraba mucha luz  y, el último de ellos, ubicado en el extremo opuesto aislado de cualquier distracción.

Me puse de rodillas sobre el sofá para admirar la lluvia; caía lenta pero en cantidad y ya se podían observar cómo se iban formando charcos y chorros de los tejados. De repente, me dio frío y mientras contemplaba ese paisaje, tuve una idea. Ya que me sentía sola y helada qué mejor forma de entrar en calor que con una persona. Cogí mi móvil y busqué chicas en The dream´s hause. Hoy no me apetecía penetración, quería sentir el calor de mi sexo rozándose con otro, húmedo y caliente y  la sensualidad de estar lubricadas bajo la fuerza de pequeños golpes sutiles que te llevan al orgasmo lentamente pero sin pausa, como la lluvia que esta tarde caía.

Después de ojear a algunas chicas, me decanté por una mulata de 1,80 bastante bien dotada, pero antes de contratar sus servicios quise asegurarme de tener lo que estaba pensando…

Llamé y pregunté si estaba kim disponible, me dijeron que sí y entonces les pregunté si podía venir vestida de bombera ¡Qué mejor para entrar en calor que una bombera cañera! Estuve esperando un par de minutos y finalmente me dijeron que sí. Di mi dirección y a los 15 minutos llamaron a la puerta.

Cuando miré por la ventana para ver quién era, pude percibir que la tormenta ahora era más fuerte; se había levantado viento, los objetos volaban y la lluvia era intensa.

Me dispuse a abrir, pero antes me miré en el espejo. En esta ocasión no me había arreglado mucho, pues ir con ropa de casa hace pensar a la otra persona que controla más la situación, así que llevaba un camisón de seda, corto de tirantes,  azul turquesa y una bata blanca de invierno pero sexy.

Abrí la puerta y vi a la modelo de 1,80 con unas piernas increíbles, una melena larga, negra y empapada que escondía una cara alargada con unos ojos enormes y oscuros y unos labios sensuales que tiritaban.

– Hola, soy Kim, perdona el retraso y las pintas. Me he equivocado de calle y venía sin paraguas.

– No te preocupes, pasa y ponte cómoda, ¿ quieres una infusión para entrar en calor? De canela, ¿ por ejemplo?

– Sí, muchas gracias y perdona de nuevo  las molestias.

– No es molestia mujer, con la tarde de frío y lluvia que hace nos vendrá bien. Yo también tomaré una -le dije. La canela es afrodisiaca, pensé. En el estado en el que estaba, más me valía que entrara bien en calor y estuviera a punto, si no quería que me saliera por un ojo de la cara.

Cuando llegué al salón, la encontré sentada en el sofá de la ventana, abrazándose a sí misma y tiritando de frío. Hasta entonces no me había percatado, pero llevaba una especie de chaqueta roja como la de los bomberos que le llegaba por encima del muslo y la agarraba con presión sobre sí sin parecer querer quitársela.

Yo le acerqué la infusión a las manos y ella empezó a tomársela. Me senté a su lado y como no la vi con intención de quitarse la chaqueta, alargué la mano para agarrar de un estante que tengo al lado del sofá, una manta. La abrí, me levanté y se la puse por encima.

Muchas gracias y perdona otra vez. -dijo ella.

Yo me quedé de pie observándola. Era realmente guapa, fina y delicada. Cada vez que se acercaba la infusión a la boca ponía los labios de una forma irresistible sobre la taza y ver cómo se limpiaba con la lengua los pequeños restos que le quedaban por los labios, hacían que ya empezara a entrar en calor.

Ella se dio cuenta, se puso de pie, me agarró mi infusión de entre las manos y dejó las dos sobre una mesa. Yo observaba cada uno de sus pasos firmes, detenidamente y vi cómo me alargaba la manta que llevaba sobre los hombros.

– Toma, muchas gracias. Ya he entrado en calor. Todo el mundo no es tan servicial como tú, pero te lo compensaré.

Yo tomé la manta y la dejé caer en el sofá que había frente al televisor. Ella se acercó, me miró con ojos penetrantes y me besó suavemente. Yo le respondí al beso cálido y lento pero fui añadiendo pasión. Ella me quitó la bata, la soltó sobre el sofá y me preguntó,¿ quieres algo especial?

Yo no lo había pensado, pretendía hacer según fuera surgiendo, sin embargo, de repente le conteste: «sí, hay algo que me gusta mucho y puesto que ahora estamos en invierno lo puedo tapar. Quiero que me hagas un chupetón en el cuello. Esa sensación entre el dolor y el placer, me encanta.»

Eso está hecho- dijo ella. Siguió besándome y poco a poco fue bajando hasta el cuello. Primero lo despacio con pequeños mordiscos y paulatinamente fue ejerciendo más presión hasta que el dolor me hizo gemir de placer. Noté que mi sexo empezaba a estar húmedo y ella fue empujándome hasta llevarme al sofá de la ventana. Me quitó el camisón azul turquesa y se quedó mirando mi conjunto de lencería de encaje fina del mismo color.

Kim sonrió y me besó en el pecho para seguir bajando arrastrando su húmeda y cálida lengua por mi vientre donde se detuvo unos instantes mientras colocó sus dedos entre el encaje de mis braguitas y sutilmente las deslizó por mis piernas. Después, se puso de pie y con un pequeño empujón me quedé sentada en el sofá. Ella se puso a horcajadas sobre mí, todavía con la chaqueta puesta y entonces entendí por qué había pasado tanto frío.

Empezó a abrir la cremallera despacio, despacio y poco a poco pude ver sus pezones en punta y su vientre mulato y perfecto sobre un sexo suave y dispuesto.

Yo le terminé de quitar la chaqueta con fuerza y la empujé contra mí para perderme en sus pechos mientras palpaba con las manos bien abiertas sus voluminosos pero musculosos glúteos.

Kim empezaba a jadear pero nuestros sexos aún no se habían encontrado. Empecé a besarle la boca nuevamente y en cuanto pude le atrapé la lengua succionándola con fuerza para dejarla escapar lentamente entre mis labios pero dándole un pequeño mordisco en la punta de la lengua, antes de que se me escapara.

Me miró sorprendida como si fuera la primera vez que se lo hacían y entonces me quitó el sujetador siendo ella ahora la que se perdía en mis senos,  mientras yo con mis dedos juguetones comprobaba si su sexo estaba listo. Comprobé que sí al dejar ella lo que hacía para gemir sin darse cuenta.

Yo la giré y la puse sobre el ancho sofá y sin pensarlo la agarré de sus largas piernas y la acerqué a mí, a lo que contestó abrazándome con ellas para notar así su húmedo sexo contra el mío.

Empecé a moverme y ella cada vez se enroscaba más a mí y empezamos a jadear las dos, pero no quería acabar ahí. Antes de terminar quería mostrarle otra de mis habilidades.

Le susurré al oído:» Ahora quiero que tú estés encima»

Ella me miraba con ojos atónitos, pues no podía creerse que hubiera parado, pero sin decir nada, cuando me di cuenta, yo ya estaba debajo.

Le volví a abrir las piernas y quedó sorprendida al ver como yo era capaz de abrir las mías y apoyar las rodillas sobre el sofá sin ningún esfuerzo.

Una vez en posición, la movía de las caderas y observaba el vaivén de sus pechos, mientras ambas íbamos al encuentro una y otra vez, jadeantes y sudorosas hasta  el clímax. Kim, se dejó caer sobre mi extenuada y acercó su cara a la mía hasta que recuperó el aliento y me dijo: después de todo, esta tarde corre de mi cuenta, no te preocupes.

 Se apartó de mí, se vistió, la acompañé a la puerta y le dije que nos volveríamos a ver. Ella se giró con brillo en la mirada, me guiñó un ojo y se alejó caminando seductora con su chaqueta de bombera.

CONTENIDO PARA ADULTOS

Advertencia, éste sitio contiene material sexual sólo para mayores de edad, si entras, estás de acuerdo con los términos y condiciones de uso.

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