Entre los fetichistas de ropa interior femenina ha corrido el bulo de que en Japón existían máquinas expendedoras de bragas usadas por unas monedas, un cliente nuestro ,por circunstancias de la vida tuvo que ir a Japón y cuál sería su sorpresa al comprobar que no existían las dichosas maquinitas. Lo que si encntró fueron máquinas donde podías comprarse ese tipo de ropa interior, pero limpia.
Luis Rodríguez autor de Japonesismo reconoce que es cierto que en Japón exixtió una, pero se topó con la ley de 1993 sobre la venta de antigüedades, con lo cual eran las administraciones locales las que debían dar el visto bueno. A partir de aquí surgió la leyenda.
El fetichismo de la ropa interior es uno de los más extendidos y explotados, si bien lo de las máquinas expendedoras no existe como tal, la red permite el trasiego de este comercio, los precios varían dependiendo del tirón de la artista y la puja de los demandantes,pues para muchos nada más que por haber estado en contacto con el cuerpo de la mujer que idolatran es suficiente.Y es que un fetiche es una figura, elemento o imagen que representa un ser sobrenatural al que se le atribuyen poderes mágicos que, por supuesto no tiene, pero en cuestiones de sexo su capacidad es la de excitar. por ejemplo los tacones no se les dio el nombre de fetiche hasta pasado el tiempo, pero la altocalcifilia es uno de los fetichismos más extendidos. Un fetiche es algo muy personal.Cada persona buscará en su fetiche un motivo en concreto,indica Ignasi Puig Rodas, psicosexólogo experto en sexualidades no convencionales.Tener un fetiche de por sí no tiene por qué tener nada malo. Lo malo es cómo se consiga ese fetiche. Hay portales en internet en el que se venden incluso mascarillas que han sido usadas como bragas, quizá en este caso el fetichismoo puede ser un problema para la salud pública.