El casting

Llegó el día en el que tenía que pensar qué iba a hacer con mi vida y la verdad es que por fin a mis 22 años ya tenía el camino más pensado de lo que yo creía.

No quería seguir estudiando porque pasarme media vida rodeada de libros para terminar teniendo un trabajo poco remunerado, no me causaba el más mínimo interés, así que pensé dedicarme a algo que mueve mucho más dinero y que te hace llevar un nivel de vida más acorde a lo que yo aspiraba.

¿ Qué quiero ser? Quiero ser una chica Dream y os preguntaréis, ¿ eso qué es?

Bien, quizá a la mayoría de las personas no les parezca un trabajo positivo o adecuado para una mujer. Yo sin embargo, me he despojado de los prejuicios y he abierto mi mente para dedicarme a lo que es mi pasión: el sexo.

Pero no sexo cualquiera, sino el de alto nivel que se produce en vivo, en salas VIP y al que se accede por medio de castings bastante difíciles.

Hay un lugar llamado The dream ‘s house y las personas que lo regentan buscan chicas para prestar sus servicios en estos locales. Puedes llegar a cobrar en una noches miles de euros y con pocas horas de trabajo, ¿ no es genial?

Hoy es el día en el que tengo que hacer el casting. La verdad es que estoy bastante nerviosa y eso no juega mucho a mi favor, porque entonces la experiencia no será agradable. Pronto cambié de opinión porque yo encajaba en lo que estaban buscando y la escena de ese día era heterosexual y con un hombre que era un cañón de chico.

Me dispuse a hacer cola en la puerta de la sala donde estaban haciendo el casting. Eché una ojeada y calculé que estábamos más de 200 chicas, pero sin ser creída ninguna como yo. Mido 1′ 76 y tengo un cuerpo de 90, 60, 90. 

Llevo puesto un vestido rojo  bastante ajustado para que se aprecien mis medidas y unos tacones de aguja de 6 centímetros que hacen que vea a las demás por debajo de mí. Mi melena llega hasta la cintura, es lisa, negra, brillante y sedosa. Tengo los labios carnosos y una cara tersa y suave, donde lo que más llama la atención son mis enormes ojos verdes y penetrantes, que hacen que la gente me mire, aunque no quiera.

Acabo de llegar a la puerta y el guardia de seguridad que la protege me ha hecho una pregunta. La primera para superar el casting.

¿ Tú por qué quieres ser una chica Dream?

Porque es el sueño de mi vida. No puedo pensar en otra profesión mejor. Creo que me va a hacer disfrutar de mi sexualidad sin tapujos y me parece muy halagador y positivo que otras personas puedan llegar a su placer máximo observándome a mí y lo que hago. Soy una chica muy profesional, abierta a cualquier tipo de variable y dispuesta siempre a complacer a otros y a mí misma, siempre con una sonrisa.

Pregunta superada. El chico me dejó entrar y pude ver cómo había una mesa rodeada por cuatro personas que eran una especie de jurado. Frente a ellos, el escenario donde se llevaría a cabo la función y un hombre cubierto solamente por un antifaz negro,  a través del que se podía apreciar unos ojos oscuros y lascivos que me desnudaban.

Uno de los observadores me dijo, tu nombre es…

Uve -conteste yo.

Cuando quieras. Tienes 10 min – me dijo.

Dejé el pequeño bolso que llevaba en una silla que tenía a mi paso y me contorneé hasta llegar al hombre musculoso, fuerte y de 1’80 que me esperaba.

Me quité los tacones y quedé casi a su misma altura. Perfecto, pensé yo.

Sin pensármelo empecé a acariciarle el pecho y arrastré suavemente mis largas uñas   por su espalda y sus glúteos mientras giraba a su alrededor y observaba detenidamente lo que tenía delante.

Como había supuesto, su miembro ya empezaba a excitarse y, empecé a quitarme el vestido lentamente, subiéndolo por el muslo y mostrando mi sexo sin ropa interior, mientras me movía seductora sin prisa pero sin pausa, mostrando mis pechos firmes y duros hasta que deslicé el vestido por uno de mis brazos y lo dejé caer al suelo.

Entonces me acerqué y lo besé apasionadamente para comprobar que su pene ya estaba erecto. 

Sabía que me quedaba poco tiempo y que aún no había hecho nada diferente a lo que a cualquiera pudiera ocurrírsele, pero tenía un as guardado en la manga que dudo alguno imaginara…

El hombre musculoso me agarró con fuerza y me penetró y cuando iba a empezar el movimiento, le paré un segundo con la mano derecha y con mi brazo izquierdo me agarré a él para tener bien establecido mi punto de apoyo y entonces, levanté  mi pierna derecha dejándola apoyada sobre sus fuertes pectorales.

Él, que no lo esperaba, me agarró con fuerza de las nalgas y empezó a poseerme sin que el jurado, que estaba enfrente, perdiera detalle, pues al elevar la pierna como yo lo estaba haciendo, la penetración se veía como dudo que antes la  hubieran visto.

Después de todo, mis duros entrenamientos de gimnasia rítmica estaban sirviendo para algo más.

Él me penetraba una y otra vez mientras jadeábamos cada vez más rápido,  impregnados de sudor hasta que los gemidos dieron por finalizado el acto.

Yo me desprendí de él, me acerqué al oído y le susurré: » ¡ Has estado increíble, espero repetir pronto!

Él no dijo nada, pero aún podía ver en sus ojos el asombro que mi as le había causado.

Me agaché, agarré el vestido, me lo puse e hice lo mismo con los tacones.

Cuando me acerqué a la mesa, ninguno de los cuatro me dijo nada, hasta que uno de ellos carraspeó y dijo: » bien, ya la llamaremos»- ¿ Siguiente?

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Advertencia, éste sitio contiene material sexual sólo para mayores de edad, si entras, estás de acuerdo con los términos y condiciones de uso.

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